martes, 9 de junio de 2009

La Serpiente Desplumada

La serpiente emergío del cielo con la imponencia y el glamour de las aves más nobles y con intención de seducir a los humanos con sus plumas reales.
Un ser terrestre vió a la serpiente cuando estaba llegando y distraída por la emoción de conocer la tierra no se ocupaba de ocultar sus intenciones.

El ser terrestre, una especie de topo gigante cubierto de barro que comía animalillos, dio un salto con todas sus fuerzas, dejando solo energía para una mordida final en la que le arranco las alas a la serpiente.

La serpiente cayó al barro, y por primera vez supo lo que era la tierra. Y por primera vez se arrastró y después continuó haciéndolo para siempre.

El topo por su lado, al morder las alas fué preso de una maldición que lo llevo volando hacia el cielo, a velocidad infinita, y siguió subiendo por siempre.

Sin embargo la maldición también fue una bendición, porque le dio el poder de ver y dominar a las cosas y a los seres vivos a su antojo, aunque esto con una restricción, lo único que no podía dominar eran las voluntades de los humanos.
Este poder tal vez fue una bendición para este topo, pero para los humanos fue más bien su perdición.

El topo, al no lograr dominar las voluntades humanas, se enojaba y maldecía, y después dominaba sus cuerpos y sus pensamientos para simular que tenían la voluntad de hacer eso.

Era un juego que calmaba su angustia y su frustración por no ser sus poderes absolutos.

Por miles de años los humanos fueron sin saberlo víctimas de este ultraje, y hacían cosas que no tenían voluntad de hacer, y sus pensamientos, que tampoco les eran propios, justificaban estas acciones como las mas justas, correctas y atinadas a la situación presente y además creían que esa era su voluntad, mientras que su verdadera voluntad les era desconocida.

La serpiente estaba tan enfurecida por que le habían quitado sus alas y la habían aterrado, que quiso oponerse al juego de ese maldito topo. Buscó a una doncella hermosa. No le fue difícil desidirse pues no había mucha gente por ahí en ese momento. La miró a los ojos y le dijo:

-Te dare una dosis de mi veneno. Mi veneno hara que te separes de tus pensamientos y de tu cuerpo. Entonces te darás cuenta que te han estado manipulando como una marioneta. Podrás ser libre por un momento. Luego morirás, pero la libertad de ese momento valdrá infinitamente más que una eternidad de engaño.

La doncella que se llamaba ave, vio en una vision a la serpiente con sus plumas y todo su esplendor.

- Que te ha pasado serpiente ? Le pregunto la doncella.
- Me llamo luz y lo que me ha pasado es algo que me hizo ese topo que ya se pasa de travieso y es malvado. Me a quitado mis alas, y encima se fue con ellas volando, y mi voluntad de seducir tambíen con ellas se fue. Si lo que hay en tus ojos es amor al verme, es porque estás viendo una imagen del pasado, pero ya nadie podrá ver nuevamente esa imágen. Al verla le diste vida y ahora ya se voló.

La doncella que se estaba secando las lágrimas con un pañuelo, miró a la serpiente y la vió tan repulsiva que casi sale corriendo, pero se quedo inmóvil y pálida.

- El miedo que sientes es el miedo a lo que yo te puedo brindar, miedo a conocer una verdad que parece atroz. Pero créeme que no hay nada que temer, a los ojos libres nada les parece atroz, a lo sumo inadecuado. Será como haber sido engañada por un estafador. Te darás cuenta de cómo te engañaron, y te causará gracia.

La doncella, que para no ponerse verde de la impresión, estaba viendo en su imaginacón a la serpiente en su antigua hermosura, la doncella digo, sintió en su corazón que la serpiente era sincera. Y razonó que si su corazón estaba siendo manipulado por ese topo, no podría confiar en su dictámen, pero si era así, la serpiente decía la verdad al fin y al cabo. Por otro lado, si su corazón era libre entonces estaría sintiendo acertadamente y descubriría la mentira.

Antes de ocurrírsele la posibilidad de que la misma serpiente estuviera manipulando su corazón (tal era su inocencia), aceptó la oferta y ofreció su cuello al colmillo de la serpiente. Y como había sido prometido, la doncella vio la verdad, fue libre durante un instante que para ella fue una eternidad y después murió.

...

El topo, que todo lo veía se enfureció ante tal afrenta de la serpiente que liberaba y luego asesinaba a uno de sus jugetes. Revivío a la doncella y la volvió a dominar. Pero solo logró hacerlo con el cuerpo, que al carecer de intelecto no puede discernir un engaño. Su mente que ya estaba prevenida no pudo ser dominada. Y sus hijos, al ser tambíen prevenidos, tampoco fueron asaltados en su mentes, pero si en sus cuerpos. Y toda su descendencia llevó una vida de sufrimieto, provocado por el hecho de saberse esclava.

Sin embargo, con el correr de los siglos, las mentes de los humanos comenenzaron a ser víctimas de engaños propios, visiones que la mente creaba para no tener que soportar la verdad, haciendoles creer que eran libres, que ellos controlaban su cuerpo su corazón y sus emociones.

Un día llego a una ciudad la serpiente o un enviado de ella disfrazado de humano, diciendo y gritando a los cuatro vientos que estaban ciendo engañados, y que ese engaño les impedía ser libres, a la vez que les hacía creer que lo eran.

Los lugareños, que estaban chochos de la vida, se rieron de él, y cuando se puso pesado lo mataron a patadas.
Unos momentos antes de morir uno le preguntó:

- Y a vos quien te mandó ?
La serpiente o su enviado que ya deliraba de la poca sangre que llegaba a su cabeza dijo:

- Fue ese maldito topo!. Me dejo acá tirado, y el se fué a jugar a los soldaditos!.

- Pero lo que moría en realidad era solo un artificio, un falso cuerpo, que unos días despues de ser enterrado expulsó al infiltrado que se fue volando ante la vista estupefacta de los vecinos.

Pero ese no es todo el cuento. La serpiente que cada vez se esmeraba más, volvió a aprender el arte de la seducción. Carente ya de toda belleza que un humnano pudiera apreciar, aprendió el arte de transfigurarse en hombres o mujeres de una hermousura extraterrenal. Muchos hombres y mujeres terrestres caían en el falso amor por la imágen superflua de la serpiente, y sus cuerpos y su mentes, inundados de pasión y lujuria dejaban de responder a las órdenes del topo y se entregaban a la hebriedad de los besos.

Mientra la serpiente se regocijaba el topo se enfurecía cada vez más. Entonces hizo algo que tendría que haber hecho hacía mucho tiempo: Ordenó a las aguas del mundo que inundaran toda superficie que un humano pudiese pisar, y tras interminables lluvias todo quedo sumergido. Sin embargo antes elijió algunos súbditos que aún respondían a su mandato y les hizo construir una ciudad acuática y les enseño a respirar bajo el agua.

La serpiente, que odiaba el agua, quedo sin poder acercarse a ningún ser humano durante siglos.

Continuara...

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